LOS GRANDES ESPECTÁCULOS DEL OTOÑO
La magia de la naturaleza, los fenómenos naturales más maravillosos, los que siempre han hecho que el humano se sienta pequeño, casi siempre asociados a desastres naturales, sin embargo existen maravillas ahí afuera que no se esconden detrás de un telón o una preparación, simplemente suceden, como llevan haciéndolo miles de años, tan solo hay que estar en el lugar y momento adecuados para que comience el espectáculo.
Nos despertamos a las 5:30, la oscuridad de la noche aún envuelve cada rincón, a nuestro paso por el dique de la marisma se escuchan los silbidos de los playeros, que poco a poco se arremolinan en grandes grupos de unos cuantos de miles, ansares surcando el cielo rumbo a las campiñas y entre la claridad que se abre paso para dar comienzo a un nuevo día se puede ver cómo decenas de personas se acercan hasta el final del camino, donde seguramente comenzaría en breves instantes el gran espectáculo.
Prácticamente la marisma, antes infinita, se encuentra reducida a un pequeño rincón, donde todos los grupos se van arrejuntando, citados unos 60.000 correlimos gordos, increíble verdad ??
El río a unos segundos de desbordarse, impaciencia y nerviosismo entre los observadores, un cielo cubierto de nubarrones, el sol se abre paso e ilumina la escena. El primer correlimos alza el vuelo, provocando una ola gigante, que a gran velocidad asciende y crea un mosaico de formas increíble, donde con cada movimiento de las aves y el sol iluminando sus plumas brillan o desaparecen. Se acercan, se alejan, bailan sobre nuestras cabezas y nos hacen disfrutar del mayor espectáculo audiovisual que he vivido.
Ademas en Reino Unido también encontramos el segundo parque urbano más grande de Europa, Richmond Park, un antiguo coto de caza de la familia real, donde más de 600 ungulados se desenvuelven de manera totalmente salvaje y por lo tanto de esta forma allí tiene lugar uno de los eventos naturales más llamativos del año, la berrea, el celo de estos enormes animales.
El parque se encuentra al sur de la ciudad de Londres, y aún estando realmente cerca, en su interior se respira naturaleza, bosques enormes y frondosos, con pies realmente longevos y que dan cobijo a ciervos, gamos, ardillas y un sin fin de especies forestales como los pájaros carpinteros, herrerillos, carboneros, arrendajos y grajillas, muy abundantes en este paraje y donde su relación con los ciervos es muy estrecha, pues se aprovechan tanto de su pelo para los nidos, como de las moscas que se ven atraídas por estos pastores de los bosques británicos.