La danza rosa, el animal mas elegante y un destino soñado por los amantes de las aves.

Estamos en el Mediterráneo Francés, a doce horas de mi casa, sin embargo el xirimiri parece habernos seguido hasta aquí, el cielo está encapotado y tenemos la mejor luz que podíamos haber imaginado.

Llegamos al parque una hora antes y ya desde la entrada se pueden ver las idas y venidas de los flamencos, con un plumaje inmaculado y de un color rosa muy intenso. El bullicio de vida que atraviesa nuestros oídos nos provoca un nerviosismo que se prolonga hasta las 10, hora en la que por fin abren las puertas.

Entramos y parece que hemos llegado a otra dimensión, donde los humanos estamos en el ecosistema y los flamencos son los turistas que vienen a vernos, la confianza de estos animales es incomparable, animales totalmente salvajes que nos permiten estar a menos de un metro.

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En invierno visten con sus mejores galas y bailan en grupo sobre la lámina de agua. Recorren de un lado a otro la laguna, con el cuello bien estirado, la cabeza inclinada y avanzan como si estuvieran haciendo una reverencia. Entrelazan sus cuellos, las dos serpientes se confunden y comienza la batalla, las hembras elegirán al mejor flamenco y ellos tienen que ser los mejores.

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Atardece en La Provenza, las nubes desaparecen y los últimos rallos del sol, débiles y de color fuego iluminan las copas de los árboles. El agua como un espejo refleja las formas estilizadas de los flamencos, que aún esperan a la hora azul para emprender su vuelo, rumbo a las salinas donde pasaran la noche.

El cielo se tiñe de rojo y los colores rosas desaparecen, los flamencos se vuelven negros y se siluetean sobre la intensa luz que ilumina el cielo reflejado en el agua. Cientos de personas aguardan intranquilas el momento en el que estas aves alzarán el vuelo, un momento realmente mágico.

Comienza el espectáculo, chapoteos en el agua, a grandes zancadas avanzan velozmente, despliegan las alas y la elegancia de los flamencos queda recortada sobre ese cielo degradado de colores cálidos. Poco a poco la laguna se va vaciando y tan solo quedan unos pocos que si pasarán la noche en el parque de los flamencos.